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jueves, 31 de enero de 2013

EL SEÑOR DE LAS TINIEBLAS




El Señor de las Tinieblas

En una ocasión, el Señor de la Tinieblas convocó en su tenebroso palacio a los más encarnizados enemigos del hombre y se dirigió a ellos de la siguiente manera:

- Llevo miles de años intentando destruir al hombre, para ello he creado todo tipo de conflictos y guerras, pero cuando parecía que al final lograba lo que tanto anhelo, aparecía Él y evitaba que el ser humano desapareciera de ese planeta.

A veces aparecía disfrazado de sonrisa, otras de una mano amiga e incluso a veces de una simple palabra de consuelo y, sin embargo, a mí nunca me engañó, porque supe que tras los mil disfraces se ocultaba mi más terrible enemigo, el Amor. Entregaré la mitad de mi reino a aquel de vosotros que me traiga el cadáver del Amor entre sus brazos.

Uno de aquellos siniestros personajes se abrió paso a golpes entre la multitud, se postró ante el Señor de las Tinieblas y gritó:

- Gran señor, yo soy quien te traerá el cadáver del Amor entre mis brazos, yo soy su enemigo natural, porque yo soy el Odio.

- Ve, amigo mío, y haz mi sueño realidad y gozarás de la mitad de todo mi reino.

En una esquina de aquel salón, oculto tras una columna, un personaje vestido de negro y con un gran sombrero que le tapaba el rostro esbozó una extraña sonrisa.

El odio partió ante la envidia de muchos. Los años pasaron y el Odio regresó cabizbajo y ante el Señor de las Tinieblas manifestó su derrota:

- No entiendo, gran señor, he creado desavenencias, malentendidos y todo tipo de agravios y cuando parecía que mi triunfo estaba cercano, aparecía Él, y al final todo lo suavizaba, todo lo arreglaba.

Tras el odio fueron la Pereza, la Rutina, La Desesperanza y muchos de los peores enemigos del hombre y, sin embargo, todos ellos al final fracasaron.

Súbitamente, se abrió paso entre la multitud aquel silencioso personaje que vestía de negro y que tenía un sombrero que le tapaba el rostro.

- Yo soy quien te traeré el cadáver del Amor entre mis brazos.

- Todos antes que tú han fracasado y tú, a quien ni siquiera conozco, pretendes triunfar. No me importunes, todo está perdido.

Aquel extraño personaje partió. Pasaron años y de repente se presentó ante el Señor de las Tinieblas con el cadáver del Amor entre sus brazos.

Aquel personaje se quitó solemnemente su gran sombrero y con un susurro que, sin embargo, hizo temblar a todos los presentes, dijo:

- Lo has logrado, has conseguido lo imposible, tuya es la mitad de mi reino, pero, por favor, antes de partir dime quién eres.

- Yo soy el miedo. 

 FIN

Está en cada uno de nosotros el decidir que quien va a triunfar en nuestra vida, es el amor y no el miedo.

Cuento incluido en el libro “Vivir es un Asunto Urgente” ~ Mario Alonso Puig.


© Ahava Iesu

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