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Somos puentes de Luz que unen la Tierra con el Cielo

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lunes, 9 de septiembre de 2013

EL NUEVO SER HUMANO...


 

 El “Nuevo Ser Humano”

Iniciamos este año 2013 con un invierno muy ventoso. El invierno fue un momento mágico para soltar todo aquello que no habíamos conseguido liberar durante el otoño. Una segunda oportunidad para dejar lo viejo y prepararnos para recibir lo nuevo. Durante más de un mes y medio, Silfo, el espíritu del viento, nos estuvo acompañando con esa intención, la de que aprendiéramos a soltar todo aquello que pertenece al viejo mundo, que ya no vibra con nosotros, ni con la frecuencia de amor que empieza a palpitar en el corazón de cada ser humano y en el corazón de Gaia, nuestro amado planeta.

Este solsticio de invierno ha sido el solsticio de la metamorfosis del ser humano, de la transformación, a veces con más aceptación, otras con mucho dolor, pero es que los cambios de esta transición todavía duelen porque es a lo que estamos acostumbrados, es lo que llevamos integrado en estos más de dos mil años, es parte de lo que estamos soltando. Soltamos el dolor, la pena, la angustia con los que nos “enfrentamos” a la vida, la “lucha” con la que vivimos cada acontecimiento de nuestra vida. Ya las cosas no son así, los “enfrentamientos” y las “luchas” se producen cuando vivimos desde las emociones, desde el tercer chakra, desde el plexo solar, desde “Manipura”. Ahora, el tiempo de esa evolución dolorosa ha terminado, es momento de vivir desde el Corazón y en el corazón ya no hay lucha, ni enfrentamiento, sólo hay Amor, comprensión, empatía y compasión. Y cuando vivimos desde el corazón, lo estamos haciendo desde la aceptación, permitiéndonos fluir, eliminando la dualidad, de la que todavía, en ocasiones, formamos parte.

El solsticio dio paso a uno de los equinoccios más esperados y más potentes energéticamente hablando. Entre marzo y abril, la tan famosa metamorfosis había tenido lugar en muchos humanos y el “nuevo SER humano” nacía a un Nuevo Mundo. La primavera continuó avanzando a pasos agigantados y, antes de darnos cuenta, el renacer de la vida, la explosión natural de aromas y colores, de corrientes de agua cantarinas que comenzaron a tocar su sinfonía… dieron paso a la madurez del verano.

Siento que en estos meses han pasado muchas cosas que nos han ido transformando y acercando mucho más a lo que verdaderamente somos, al Amor. Y estoy contenta porque cada vez veo más “nuevos SERES Humanos” a mi alrededor, más consciencia, más amor, más personas encontrando sus caminos, descubriendo sus dones y aprendiendo a manejar esas nuevas energías que llenan sus vidas de sentido y las convierten en algo mucho más interesante. Hay mucha más colaboración entre todos y comienza a atisbarse un camino común direccionado hacia la comprensión, la compasión, la empatía, la gratitud y el perdón. Un camino que conduce de vuelta a casa, hacia un Corazón que palpita lleno de Amor dentro del pecho de cada uno de nosotros.

Durante estos meses, hemos disfrutado de las tres potentísimas lunas de primavera que nos han dado un gran aporte espiritual, un gran empuje y han arrojado mucha luz sobre la Tierra y sobre cada uno de nosotros.

La primera luna de abril, en la que celebramos el Festival de Pascua donde recibimos el Amor de Dios. La luna de tauro, con el Festival de Wesak, donde el Buda, desde Shamballa, nos mandó Sabiduría e Iluminación dando la bendición al Cristo que la transmitió, como cada año, a la humanidad.

“Veo y cuando el ojo está abierto, todo se ilumina”.

Poco después llegó la tercera luna, la luna de géminis y en la celebración del Festival de Buena Voluntad es donde encontramos las correctas relaciones de hermandad entre la humanidad. Es la luna de la Voluntad Divina, de tener fe en la Humanidad confiando en las fuerzas de la Luz y en una Humanidad unida encaminada hacia el UNO.

Estos momentos son muy importantes porque las Energías de Luz, Amor y Voluntad al bien son muy potentes y la canalización de la energía es mucho más alta y es mucho más sencillo poder conectarse con los Maestros al producirse un rayo de energía extraplanetaria que conecta con las energías superiores.

En Abril también asistimos al alumbramiento de Gaia y esa nueva energía de la “Nueva Era” que se percibe desde el inicio del solsticio de invierno, en diciembre, comienza a asentarse, a la vez que aprende a convivir con esa parte de energía antigua que todavía puede ser útil a la humanidad. Pero debemos comprender que hemos de desprendernos del resto, de toda aquella vibración que ya no es conveniente que esté con nosotros y hay que aprender a desestimarla porque si nos aferramos a ella puede dañarnos más que beneficiarnos en estos momentos de cambio y transformación.

Después de unos meses con una cierta tranquilidad en la actividad solar, con el inicio del mes de mayo volvimos de nuevo a la activación de esas tormentas solares. Esas tormentas geomagnéticas, además de afectar a la Tierra, también afectan a todos los seres vivos que habitan en ella. Ejercen un campo electromagnético que actúa sobre el Sistema Nervioso Central de los seres humanos, alterando nuestro cuerpo físico, emocional y mental. Estamos recibiendo grandes cantidades de energía y de nueva información que todos debemos ir procesando, asimilando e integrando. Desde hace un tiempo nuestro ADN está cambiando para adaptarse al "Nuevo SER Humano" en el que nos estamos convirtiendo. Este nuevo humano es el que aprende a manejarse desde el corazón, el que establece relaciones basadas en el amor incondicional y el entendimiento, el que ya no necesita relaciones de apegos y co-dependencias para intentar ser feliz (y digo “intentar ser feliz” porque desde donde se estaban estableciendo esas relaciones, desde el plexo solar, era improbable serlo, imposible ser un SER Libre).

Este nuevo humano comprende, entiende e integra que todo lo que ocurre en su vida es positivo y para su bien, es para enseñarle algo, para ayudarle a darse cuenta si tiene que hacer algún cambio, si en su vida existe algún bloqueo, si tiene que reinventarse para ser feliz… es un humano que ya no distingue ente lo bueno y lo malo, que ha ido perdiendo el sentido de dualidad e integra que en todo hay una parte positiva con la que debe quedarse y lo demás ha de ser perdonado y olvidado, recordando siempre dar las gracias por todo cuanto nos sucede aunque en determinados momentos no seamos capaces de comprender lo que nos está ocurriendo o su significado.

El nuevo humano está en el corazón, se gesta en la luz Crística, renace del Cristo interno, y desde ahí es capaz de reconocerse. Y una vez que se ha reconocido, abre los ojos al resto del mundo pudiendo ver y llegar a los demás seres que viven con él, sabiendo quién es y reconociendo a sus iguales, no como una competencia, sino como un complemento que le ayuda a ver y entender mucho más allá de sus limitaciones.

El nuevo humano es capaz de mostrar empatía hacia los demás y hacia las situaciones con las que se encuentra sin necesidad de juzgar o criticar, sino desde la aceptación, la comprensión y el perdón. El nuevo humano es capaz  de sentir compasión (que no es más que entender al otro respetando su libre albedrío, sus tiempos de evolución y reconociendo su gran fuerza interior como un igual a sí mismo). El nuevo humano siente una gran gratitud hacia todas las cosas que recibe, que le suceden, que llegan a él. Y llora de gozo y alegría cuando ve el progreso y el avance de sus hermanos, que no es más que el suyo.

Todo aquello que no es perdonado y olvidado, permanece dañándote a ti, sí, a ti, no a quién se supone que deberías perdonar, sino a ti que eres quien recuerda y recrea cada día aquello que te hizo daño, como una herida emponzoñada a la que se suma el resentimiento que se genera hacia quien te dañó. Pero la otra persona no sabe nada de todo eso, no sabe nada de lo que tú estás sintiendo, eres tú quien se aferra a esa energía que le produce dolor. ¿Quizá porque el dolor te hace sentir vivo? Si estás en ese proceso de perdón, pregúntate porqué te aferras a lo que te daña, en lugar de liberarlo y aliviar tu carga. Porque al perdonar, tú eres el primero en sentirte libre.

Nos agarramos a tantas cosas sin sentido. Nos han educado en la creencia de que cuanto más duele, es mejor porque el “trozo de Cielo” que te toque será más grande y nosotros nos ahogamos una y otra vez en un pozo de dolor que no refleja más que la falta de autoestima, de creer en nosotros mismos, en nuestra valía y sobre todo en el estar cediendo continuamente nuestro poder a terceras personas o a cosas que no podemos controlar y cuyos resultados no dependen de nosotros.

¿Entendéis ahora lo del viento soplando para ayudarnos a soltar? A soltar viejos patrones, viejos modelos de conducta, a desapegarnos de todo aquello que seguimos manteniendo con nosotros por una lealtad mal entendida hacia las tradiciones familiares, hacia nuestros mayores, incluso inconscientemente, hacia nuestros ancestros.

El nuevo humano sabe cómo pedir perdón y entiende que éste comienza siempre por uno mismo comprendiendo que al perdonarse y al perdonar, él es el primero que se libera del peso con el que estaba cargando. Y esto es así porque comprende perfectamente que si alguien le hizo algo malo consciente o inconscientemente y él no es capaz de liberar esa situación, o el dolor que haya podido sentir por ello, éste se quedará con él y seguirá dañándole hasta que consiga perdonar y olvidar.

Y hablando del “olvido” os voy a contar una anécdota que me ocurrió hace un par de meses en la meditación sobre el Chakra Corazón, estábamos hablando sobre el perdón y una señora me hizo una pregunta muy interesante. Decía que algunas cosas eran muy difíciles de perdonar y que ella quería saber qué era mejor, si perdonar u olvidar. “Si no llega a entender que el perdón es una liberación para sí misma y su propio bienestar, entonces debe olvidar – le contesté – , porque si consigue perdonar sin haber olvidado, seguirá manteniendo esa energía negativa dentro de su corazón y ésta continuará dañándola a usted, no a quien le hizo la afrenta que aún guarda tan afanosamente dentro de sí. Probablemente quien la hirió ya ni se acuerde de aquello que le hizo o dijo. Sin embargo, si consigue olvidar, todo se habrá diluido y dejará de sostener esa energía negativa que la daña para que pueda ser transmutada. Si no se olvida es porque no se ha perdonado, porque seguimos embebiéndonos del dolor y manteniendo ese dolor para que no se nos olvide, viviendo de ese modo como una víctima sin alegría, ni ilusión, sumida entre sus penas y angustias, sin creer o pensar que merece ser feliz y que necesita salir de ese dolor para encontrar el Amor dentro de sí misma.”

El nuevo humano se reconoce mirándose a los ojos fijamente, a través de sus pupilas, pues al mirar la profundidad de los ojos de otra persona, el nuevo humano es capaz de traspasar todos los límites del ego y encontrarse con un maravilloso ser de luz del mismo tamaño y magnitud que es él mismo. Es capaz de llegar a la esencia de cada persona y sólo cuando conectas con esa esencia desde el corazón eres capaz de transcender el daño y el dolor que otro te haya podido causar y eres capaz de conectar con el amor, con la unión, con lo que nos hace uno.

Hay muchas relaciones que están sanando, se están produciendo importantes sanaciones de índole familiar en estos tiempos… es momento de que cada uno tome su sitio y descubra lo que es, lo que tiene dentro de sí y lo que viene a compartir a este mundo con todos los demás.

Es momento de iluminar las sombras, pero para que eso pueda darse, primero hay que traerlas a la luz sacándolas de sus escondites, venciendo el miedo y transmutándolo en valor. Sólo cuando reconocemos y aceptamos nuestras sombras podemos bañarlas de luz y transformarlas para ponerlas de nuestra parte y que trabajen en nuestro favor. Si somos incapaces de ver nuestras sombras, de reconocer que existen, entonces aún nos queda mucho trabajo por hacer. Cuando ya has visto y reconocido tus sombras, cuando las has bañado con una luz amorosa, cuando has sido capaz de iluminarlas… has dejado de vivir en la tercera dimensión, has dejado de ser dual y estarás viviendo en una frecuencia vibratoria de cuarta a quinta dimensión.

En estos momentos hay muchas capacidades y dones, que estaban adormecidos en miles de personas, despertando. Algunos pueden adaptarse a ellos e integrarlos sin ayuda, pero otras muchas personas no saben lo que les está sucediendo y necesitan ayuda para comprender que lo que les pasa no es nada malo, sino todo lo contrario.

Todos estos acontecimientos, a veces nos hacen sentir desorientados, con dolores físicos, de cabeza y cambios de humor constantes... cuando se empieza a vivir desde el interior, desde el alma somos más conscientes de cuánto nos cuesta adaptarnos a este cuerpo humano y a este mundo material donde prima lo externo a lo interno, donde importa más el tener que el SER. Pero también eso está cambiando…

Si te sientes así, alterado, con dolores, con presión en tu cabeza, desorientado en ocasiones…, no te está sucediendo nada malo, ni por lo que debas preocuparte, lo mejor que puedes hacer es dejarte fluir y recordar que cada mañana al despertar debes enraizarte en la Madre Tierra y entregarle todo aquello que sientas que no está bien en ti y que necesitas que sea transmutado, todas las energías discordantes que te hacen fluctuar y esquivar el verdadero camino por el que debes conducir tu vida. Y después siente el baño de energía que te cae del Cielo con la bendición del Padre, todo lo nuevo que debes recibir y que te ayudará a saber encaminar tus pasos correctamente y en la dirección adecuada.

Cada vez que te sientas mal a lo largo del día, tómate 2 minutos para enraizarte, entregando a la Madre Tierra esa energía que te molesta, te distrae, te desorienta y contradice, que te duele… y ya no corresponde que esté en ti. Esa entrega la harás imaginando unas raíces hermosas que crecen en la planta de tus pies y que te conectan con el centro de Gaia. Ella transmutará todas estas energías negativas y de baja vibración para ti y te la devolverá limpia y equilibrada. Esta energía que viene de la Tierra te aportará confianza, te permitirá afianzarte, volver a ocupar el lugar que te corresponde y reconocer tu potencial cada vez que olvides quién eres.

Y por tu séptimo chakra te preparas para recibir la bendición del Padre Cielo que te hará sentir amado, querido, válido, renovado y con nuevas fuerzas y energías para realizar tu tarea con corrección y desde la más pura y brillante Luz.

Este Nuevo Humano, nos conduce hacia una nueva Humanidad, hacia una nueva hermandad, por el sendero de la Paz, cogidos de la mano, guiados por el Amor, desde el Amor y hacia el Amor. Hacia la Unión, la empatía, la comprensión… La Compasión, entendida no como lástima, sino como el mayor grado de Amor… En dirección a la Libertad del Ser, a la expresión del Ser, de lo que somos, de lo que cada uno es. Una gota, una esencia, una parte del Creador.

Este nuevo Ser Humano habla una lengua nueva, tan antigua como el principio de los tiempos, este nuevo Ser Humano empieza a conocerse a sí mismo y cuando consiga recordar quién es, será un Ser Completo de nuevo.

Y después de un verano de expansión, de luz y color… seguimos caminando hacia el otoño que nos aportará renovación, que nos sacudirá de nuevo con sus vientos y nos limpiará con sus lluvias para encaminarnos hacia una nueva reconexión interior.

El ser humano está cambiando, se está transformando, en él está tenido lugar una metamorfosis que lo conduce a otra dimensión de conciencia, a un gran avance y significativo progreso en su camino evolutivo. El ser humano abre los ojos a un nuevo día galáctico, despierta a una nueva primavera galáctica, se encamina a un nuevo amanecer luminoso lleno de posibilidades y su triunfo, depende sólo de él porque todo está en la conquista de su propio interior.

¡Qué el Nuevo Ser Humano pueda adaptarse a vivir de nuevo en la Tierra, siendo cada estación, cada elemento, cada sensación…!

Paqui Sánchez

 

©Ahava Iesu

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